LENGUA 5º NURIA

lunes, 22 de junio de 2015

PRIMER PREMIO DEL CONCURSO DE RELATOS CORTOS

Tras  previa petición a la autora, MARIA NUIN de sexto, me ha facilitado el cuento ganador para que tod@s podáis disfrutarlo.

UNA SEMANA ENTRE LA CORTE


Aquella noche, soñaba en cosas que mucha gente soñaba. Cosas que a mí me iban a ocurrir. El día siguiente, me dirigiría a un lugar dónde nadie ha podido dirigirse, dónde ninguna persona, excepto los lugareños que vivían allí, había estado, ni dirigido a ellos, ya que eran muy exclusivos, pero a la vez, eran personas.

           Era ya por la mañana, el alba brillaba más que nunca. Los pájaros piaban, cantaban, jugaban entre ellos. Mientras, yo, me preparaba la maleta, para ir hasta Londres, mi destino más deseado, ya que allí, me esperaría mi recompensa. Cerré la puerta, miré hacia atrás, y un segundo más tarde se oyó un “clac”, la puerta se había terminado de cerrar por completo. Caminé hasta la parada de tren más cercana. A continuación, se oía el tren sonar, hacer esos crujidos y soltar ese vistoso vapor, porque era un tren antiguo. Me subí, el entorno de mí alrededor, no era de lo más bonito, puesto que era una parada de tren, y no tenía nada de especial. Mediante el tren se alejaba, más pequeño me parecía aquel lugar. Pasaban las horas, y aún no llegaba a mi destino, pero cuándo menos me lo esperaba, llegué. Entraría una semana en la corte. Viviría con ellos, hablaría con y entre ellos, sería uno más, como ellos. Y lo que más me extrañaba, pero a la vez me gustaba, cocinaría para ellos. Estaba entusiasmada, pero a la vez preocupada, ¿cómo sería todo aquello? ¿Y cómo serían todos ellos? Cuando salí de la parada, había una persona con un cartel, escrito mi nombre. Me dirigí hacia aquella persona, y de inmediato me explicó de qué iba todo esto. Me afirmó que al fin, cocinaría para la corte durante toda una inmensa e intensa semana. 
Cuando vi ese hermoso palacio que me rodeaba, los ojos se me quedaron como platos. Era precioso, con una gran pista de golf, lleno de setos, robles y de más árboles, con un reluciente y cristalino lago, y hasta con una zona de tiro de platillos. Me dirigió esa persona hasta la puerta, y antes de tocar, me dijo que fuera muy amable con todos ellos, y que mostrara mucho interés sobre aquel asunto, pero yo creo que se me notaba en la cara. 
La reina, salió a saludarme, era vieja y muy caprichosa, pero buena persona, o eso pensaba. El rey, estaba en la otra punta del palacio, haciendo tiro con arco. Enseguida, nada más al entrar a aquel entorno, me sorprendí, estaba limpísimo, con lo grande que era, resultaba imposible creer que podía estar así. No había ni una pizca de polvo, ni una pelusilla paseando por allí. Ni siquiera un pelo por el suelo, nada. Me comentó que su dulce cocinero había recibido un disparo del rey accidentalmente, ya que al parecer, el rey le invitó a jugar a disparo de platillos volantes, y por su falta de precisión, este otro recibió un disparo breve, pero que a la vez, doloroso. 
Me puse a ver las recetas que le gustaban a la preciada familia real. Había tantas recetas como peldaños en su gran y reluciente escalera. Era tan grande, con tantos peldaños, que eran incontables. Decidí cocinar algo sencillo, pero gustoso y apetitoso a primera vista y por su amable olor. 
La receta se componía de: una costilla de cerdo endulzada y con salsa de frambuesa real. Una sopa de cigala con gambas y huevo. Y de postre una tarta de queso fresco con sirope de fresa. Además de una gran barra de pan, recién salida del horno, y un exquisito y refinado vino de una gran reserva de alteración. Creo que era un plato delicioso, que cualquiera querría probar. Pero... eso no lo decidiría yo.
Cuando se sentaron, sentí un cosquilleo por todo mi cuerpo. Estaba nerviosa, sentía un cierto rubor... ¿Les gustaría mi magnífico plato elaborado con los mejores ingredientes de la zona? Y antes de probar con el tenedor el plato, me dijeron que me sentara con ellos ¡cómo una más de la familia! Espero que eso fuera solo el primer día, y no me pasara como al pobre cocinero Isaac, que recibió un balazo de nuestro preciado rey. 
Cogí mi tenedor, seleccionando uno de todos aquellos, y probé el primer pedazo, a la vez que ellos. Al probar el primer trozo sentí un dulce aroma a frambuesa, por la salsa. Noté un bailoteo en mi estómago, sentí alivio. El rey me felicitó con su voz ronca y desgastada, y mi querida reina con su voz cantarina y divertida. 
Eran las 3 de la tarde, así, que como me lo temía, el rey, ¡me invitó a una cacería! Menos mal que la reina me invitó a un té, típico de Reino Unido. Pero, cuándo pensaba que estaba salvada por completo, la anciana rebotó con un frágil jarrón que había colocado en un lado de la escalera, y cayó redonda al suelo, sin decir ni mencionar nada. Pero, no se le veía rostro de dolor, más bien de normalidad. Aun así, yo ya había oído rumores de que ella era muy torpe. Así que de ese inexplicable e incomprensible modo, tuve que ir a la salvaje cacería y arriesgar mi vida con este señor. Cando nos dirigimos hacia el bosque, zona de caza, tenía miedo, e increíblemente, la reina se había incorporado a la caza, así que, ¡estaba la patosa reina con nosotros! 
Y de repente sacó de su tremendo vestido un pollo y lo soltó. El pollo me dio en toda la cara al salir desesperado de ese oscuro lugar. Y la reina fue detrás del pollo, el rey le intentaba dar a aquel inocente animal, y otra vez, por su falta de precisión le voló toda la peluca a la reina, cosa que nadie se podía esperar. Su pelo no era realmente pelo de verdad. Me di cuenta de que esa familia era rara y estaba loca, pero debía admitir, que aunque me daba un poco de vértigo y miedoconvivir con ellos, eran buenas personas. 
Pasaron los días, cada y exclusivo día era a totalmente igual este.
 La reina me comentó que habría lugar a una cena importante en este hermoso palacio, y que me esforzara en este evento para sorprenderlos con una nueva deliciosa degustación. Yo por supuesto, estaba dispuesta a darlo todo, para llegar a ser una chef reconocida.
 Así, que mi plato se compondría de: 
el primer plato sería una supuesta y exquisita crema de coco con camarones, de segundo sería un risotto marinero con salmón y langostinos, y de delicioso postre un brownie. Mis ansias por decidir este especial plato me llevó su propio tiempo, pero al final creo que acerté... mi respiración se componía de nervios y temblores, todo, absolutamente todo, estaba compuesto de rubores. 
Esas alteraciones que sentía en mi interior, eran provocadas por la preocupación y el estrés en el que, raramente, me componía. Los invitados cada vez eran más, entraban de par en par en la sala llena de mármol blanco y una cristalera con los cantos hechos de oro. La mesa era realmente y excesivamente alargada, con el hecho de que todos los visitantes cupieran para la ceremonia de tanta importancia. 
Como siempre, los reyes me invitaron a sentarme y presenciar lo que debería ser mi magistral y extraordinario plato. Cogí, de nuevo, un tenedor, de todos ellos colocados ordenada y rectamente sobre la mesa. Corté el primer trozo, y todo lo que pude pensar era en: unos fuegos artificiales que salían de mi estómago, creando una hermosa escena desde mi barriga. 
Sinceramente, creo que cada vez esta familia aportaba más locura a mi cabeza, pero aprendí a apreciar lo más valioso que existe en una vida: las ilusiones. Y la mía, desde luego y claramente, era la cocina.


MARIA NUIN

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